Iosune Fernández-Centeno
Ez Donk Oraindik
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU)
Cita recomendada: Fernández-Centeno, I. (2022). ‘El olor de los orígenes: Huellas, procesos y prácticas en la adopción transnacional’, entanglements, 5(1/2): 137- 140
Resumen
A partir de una investigación antropológica en curso que estudia la adopción transnacional, este artículo analiza la importancia de los sentidos, especialmente del olfato, en el contexto de los primeros momentos del encuentro entre madres y/o padres adoptantes e hijos/as adoptivas. El olor que transmite el bebé o niño/a recién adoptada evidencia un pasado, dejando un rastro en su cuerpo y en los objetos que lleva consigo, como pueden ser su ropa o calzado. La gestión de esta huella y la “extrañeza” que produce en las familias adoptantes complejiza los procesos y prácticas a través de las cuales nos hacemos familia, implicando no sólo aspectos administrativos, legales, emocionales y corporales, sino también apelando a los sentidos.
Palabras clave: Adopción transnacional, olor, proceso de vinculación, huellas
A veces, en el trabajo de campo etnográfico, pequeños destellos despiertan nuestro interés y captan nuestra atención, nos conmueven y emocionan: un momento que cambia nuestra percepción de lo que hemos encontrado, pero sin saber lo que significa; algo nos habla, nos afecta, tiene significado y resuena en nosotras (Rosa, 2019). Es casi una sensación física, una energía que se mueve. El texto que sigue a continuación trata de una resonancia de este tipo que experimenté durante mi trabajo de campo y forma parte de mi investigación en curso sobre los procesos y las prácticas de vinculación en familias constituidas o definidas por la adopción transnacional.
He conversado con la familia que tomo como ejemplo etnográfico para este texto en diferentes ocasiones, sentándome con ellos en el salón de su casa. A veces con toda la familia, otras veces con el padre y la madre, o sólo con la hija. En algunas de estas conversaciones me mostraron vídeos familiares u objetos personales (Rodriguez y Garrigós, 2017) relacionados con la adopción.
A continuación, presento un fragmento de mi diario de campo que relata cómo la madre y el padre me cuentan la historia de cuando conocieron a su hija adoptiva, mientras vemos la grabación en vídeo de ese momento, y luego me muestran la ropa que la pequeña llevaba puesta ese día.
Nahia[1] nació en un país asiático. Su madre cuenta que, cuando tenía pocos días de vida y aún con una pinza en el cordón umbilical, la dejaron en una caja de cartón, en el callejón junto a la casa de una mujer que cuidaba niñas y niños para un orfanato. La mujer la recogió y la llevó a su casa. Llamó al orfanato, la llevó a un centro médico para una revisión inicial y luego la llevó al orfanato para que la registraran como abandonada. El orfanato se hizo cargo del bebé y puso un anuncio en el periódico sobre el hallazgo de la pequeña, pero nadie la reclamó, por lo que volvió a casa con la cuidadora, donde vivió hasta su adopción transnacional.
Cuando Nahia tenía seis meses, su padre y madre adoptiva viajaron a su país de origen, junto con otras familias en el mismo proceso de formalización de una adopción. El encuentro entre las niñas y sus futuras familias tuvo lugar en el vestíbulo del hotel donde se alojaban las familias adoptivas. Funcionarios y cuidadoras del orfanato llevaron allí a las niñas que iban a ser adoptadas y se las entregaron a sus futuras madres y padres. Les dieron el plazo de unas dos horas para estar con ellas a solas y familiarizarse.
Cuando volvieron a su habitación de hotel, dejaron a Nahia tumbada boca arriba sobre la cama. En el vídeo familiar vemos que lleva varias capas de ropa, su cara roja del calor, sus ojos abiertos y algo inquieta. Lleva una tarjeta identificativa con su foto y sus datos sujeta a la ropa con una pinza en el pecho. También lleva un colgante, un pequeño dragón de piedra verde claro que cuelga de un hilo rojo. Me contaron que el director del orfanato le puso el collar a la pequeña cuando estaba en brazos de su madre adoptiva. Para ellos, el dragón es “un símbolo de fuerza y poder que viene de los emperadores de China”.
En la pantalla vi que el padre estaba grabando a la niña en la cama mientras la madre le quitaba las diferentes capas de ropa. Bromeaban sobre la cantidad de ropa que llevaba. Su emoción y nerviosismo eran palpables. La madre le quitó a la pequeña los calcetines y tres capas de ropa interior: un pantalón grueso de pana, otro deportivo de algodón y el último par, el que estaba en contacto con su piel, que parecía un pijama. En el torso llevaba un chaquetón, una chaqueta acolchada, un jersey de lana y una camiseta de manga larga pegada a la piel. Le quitaron su ropa y le vistieron con otra ropa que ellos habían llevado. No la bañaron.
Me contaron que llevaron ropa para su hija, siguiendo los consejos de las familias que ya habían adoptado y que formaban parte del grupo online en el que estaban. Compraron todo lo que consideraron imprescindible como bodies, pantalones y chándales, y hubo otras prendas que les prestaron, como por ejemplo un mono de invierno por si hacía mucho frío. También llevaron medicamentos, pañales y leche para biberones.
Después de ver el vídeo, me mostraron la ropa que llevaba la niña –ahora adolescente– cuando la conocieron y que guardaban en una caja en la habitación. Mientras extendían las prendas sobre la mesa, me fijé en un papelito con un código escrito, grapado a uno de los calcetines. Me explicaron que era porque
“la mandamos a lavar mientras estábamos allí (…) olía a [humo]… bueno, yo me imagino que de secar los calcetines, la ropa, en casa, junto al fuego. Así que lo que hicimos fue, en el mismo hotel, mandamos a lavar la ropa y, cuando devolvieron la ropa lavada, nos la trajeron con la marca de que estaba lavada.”
Vida como palimpsesto: Borrado de huellas en la adopción transnacional
Inevitablemente, el olor puede ser una fuente de tensiones. Podemos hablar de la presencia de ciertos olores como anómalos porque responde a categorías sociales y refuerzan normatividades (Synnott, 2003; Howes, 2014). En este caso, el olor a humo de la ropa del bebé chocaba con la sociedad occidental aparentemente desodorizada (Mata-Codesal, 2018) a la que pertenecían la madre y el padre. Sin embargo, se trata de una cultura sometida a las lógicas de mercantilización, entre las también se encuentran los olores. Es común la idea de que los bebés, y los objetos que los rodean, huelen bien, de un modo dulce y suave; idea fomentada por medios visuales como la publicidad y el cine. Sin embargo, la experiencia cotidiana de muchos y muchas cuidadoras no está exenta del olor agrio de la leche o los pañales sucios, mezclado con las cremas, jabones, suavizantes, colonias y toallitas húmedas que rodean la higiene y el cuidado infantil. Diferentes estudios (Lundström et al., 2013) han apoyado la idea de que se desconocen los componentes que conforman el olor corporal del bebé, pero su función final puede ser la de provocar una serie de respuestas que estimulan y/o apoyan los procesos psico-bio-emocionales que guían el vínculo materno/paterno infantil.
La ropa de Nahia, impregnada de olor a humo, no se percibía como un olor que fomentara el vínculo familiar; al contrario, se percibió como un mal olor, lo suficientemente molesto como para despojarla de su ropa y enviarla al hotel a lavar sin esperar a que volvieran a su hogar. Al contrario de lo que ocurrió con el collar de dragón que le regalaron a su hija y que la vinculaba con una “cultura milenaria”, el olor a humo funcionaba como mecanismo de diferenciación de clase social. El olor no sólo indicaba las condiciones físicas en las que había vivido, sino también el bajo estatus social imaginado, lo que provocaba un rechazo inconsciente, una extrañeza.
La novela gráfica de Lisa Wool-Rim Sjöblom, Palimpsesto (2019), utiliza la metáfora del palimpsesto –”manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente”[2]– para explicar el borrado, a veces simbólico, al que se somete a las personas adoptadas, por ejemplo al despojarlas de su historia previa a la adopción. Los y las adoptadas/os son cuerpos construidos en otro lugar y traen consigo olores que aproximan, en el presente, un pasado que a veces se ve necesario borrar. El borrado del olor se ejerce en un contexto de relación de poder y reclasificación social, con el objetivo de ayudar al proceso de vinculación: el olor como una forma de alteridad, relacionado con el lugar, la memoria y la experiencia encarnada (Del Valle, 1997; Esteban, 2013). Borrar el pasado de Nahia lavando y cambiando su olor les ayudó a in-corporarla a su familia, hacerla suya y resituarla en el nuevo orden social que le fue asignado.
¿Llevará Nahia en su memoria corporal el olor a humo que tal vez se active en el futuro?
La notas
[1] Nombre ficticio.
[2] Real Academia Española de la Lengua, RAE.
Bibliografía
Del Valle, T. (1997) La memoria del cuerpo, Arenal: Revista de historia de mujeres, 4(1), pp. 59–74.
Esteban, M. L. (2013) Antropología del cuerpo. Género, itinerarios corporales, identidad y cambio. Barcelona: Bellaterra.
Howes, D. (2014) El creciente campo de Estudios Sensoriales, Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad, 15, pp. 10–26.
Lundström, J., Mathe, A., Schaal, B., Frasnelli, J., Nitzsche, K., Gerber, J. y Hummel, T. (2013) Maternal status regulates cortical responses to the body odor of newborns, Frontiers in Psychology, 4:597.
Mata-Codesal, D. (2018) El olor del cuerpo migrante en la ciudad desodorizada. Simbolismo olfativo en los procesos de clasificación social, AIBR 13(1), pp. 23–43.
Rodriguez, M. J. y Garrigós, J. I. (2017) Cuadernos metodológicos: Análisis sociológico con datos personales. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.
Rosa, H. (2019) Resonancia. Una sociología de la relación con el mundo. Madrid: Katz.
Synnott, A. (2003) Sociología del olor. Revista Mexicana de Sociología, 65(2), pp. 431–463.
Wool-Rim Sjöblom, L. (2019) Palimpsest: documents from a Korean adoption. Granada: Barbara Fiore.
Biografía del autor
Iosune Fernández-Centeno (mireniosune.fernandez@ehu.eus) es antropóloga, Máster en Antropología Social por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), doctoranda en el programa de Estudios Feministas y de Género (UPV/EHU) y Becaria del Programa Predoctoral de Formación de Personal Investigador del Gobierno Vasco. Ella forma parte del grupo de investigación consolidado del Gobierno Vasco “Cambio social, formas emergentes de subjetividad e identidad en la sociedad contemporánea” [IT1199-19], y del grupo Ez Donk Oraindik (UPV/EHU). Sus líneas de investigación feminista giran en torno al parentesco, la infancia y la adolescencia, los objetos, el cuerpo y las emociones.
ORCiD: 0000-0002-0189-7230
Sitio web: https://identidadcolectiva.es/equipo/iosune-fernandez/